Teníamos caras de buenos e inocentes entonces, hasta los colores eran maravillosos, (la llamé y corté tantas veces)...
Miro todas las fotos, cada momento congelado uno tras otro hasta detener el hoy; releo cartas, textos, cuadernos enteros y memorias casi en blanco; te estoy llamando por favor no me atiendas.
Estoy en el pasado, en el presente, que solo me quedan semillas en una mano y una flor seca en la otra (estoy confundido). Por favor no me atiendas.
No teníamos una casa, a veces un mismo sol, ahora nos queda todo lo que nunca pudimos tener.